rota por la falta de los padres fallecidos,en la que quedaban
dos varones y la mayor Julia..los tres eran hermanos.Julia
que había cumplido siete años,era la mayor en edad,pero una
niña sin infancia,sin juegos,ni vestidos bonitos..tuvo que
hacerse cargo de los hermanos menores.Con el trabajo que su
pequeño cuerpecito podía aportar,unas manos prematuramente
encallecidas,la cara sumida en el dolor y el sufrimiento tan
precoz.Fue como buenamente pudo,sacando adelante a lo único
que la mantenía con ganas de vivir..a los dos hermanos menores.
Julia creció,se hizo mujer,se trasladó del pueblecito natal
medio escondido en algún lugar cercano a Ávila,a la gran capital,
una portería de un edificio de Madrid,junto a una carbonería.
Continuó con lo único que sabía hacer..trabajar.No tuvo nunca
la oportunidad de ir a la escuela,no sabía leer,tampoco escribir.
Un tiempo después,Julia dejó la portería del viejo edificio
madrileño.Un capitán del ejército le ofreció servir en la casa
que poseía en Santander.Ella cogió su escaso equipaje,marchó a
la ciudad cántabra,se unió al servicio del capitán.
La semblanza en el rostro de Julia,fue cambiando,la alegría que
no tenía,empezaba a manar poco a apoco.El militar le daba un
buen trato y unas pesetillas a final de mes.
Estalló la guerra civil,al año siguiente Santander caía en manos
de los sublevados.Julia vió con ojos de pena,llevarse al capitán
-que era contrario a la sublevación-detenido,para más tarde caer
frente a un pelotón de fusilamiento.De nuevo la crueldad se
apoderaba de la dilatada triste vida de esta mujer.
Volvió a Madrid,la casualidad le hizo conocer a un jóven mozo
asturiano trabajador de obras en las vías de RENFE.Salieron
pocas veces juntos,lo justo para llegar a conocerse y darse el
"si quiero" en una boda celebrada religiosamente en Madrid
acompañada de los dos hermanos que allí habían quedado establecidos.
Por el trabajo de Miguel,la jóven pareja deambuló por lineas
ferroviarias de Castilla,hasta que llegaron siguiendo el
trayecto que marcaban los caminos de hierro, a una línea bajo
el cobijo de los Pirineos de Aragón.
Vivían en una "casilla" al lado de la vía,cerca de un túnel.
Julia en ocasiones acercaba el almuerzo racionado a Miguel
que en las proximidades laboraba.
Pasaron unos años,Julia y Miguel tuvieron un hijo..circunstancias
de la vida,nació al lado de la vía,al paso de una locomotora.
Miguel no se conformaba y quería una vida más digna para Julia
y su hijo.Pudo cambiar de trabajo,comenzó una nueva andadura
laboral en la fábrica de un lugar industrial que estaba
resurgiendo cerca de donde se situaba la "casilla".
Ahora vivían en un nuevo hogar,en un pueblecito en lo alto de
una cadena montañosa que se accede por un camino estrecho y
se situa a la salida de un corto túnel,partiendo de una ajetrada
estación de tren.El porvenir se aclaraba,una vida más comoda
pero igual de sacrificada.
En este emplazamiento nacieron dos hijos más,la familia
aumentaba,se necesitaba más jornal y las labores de Julia ahora
con tres hijos,se hacían más duras.
La fábrica donde trabajaba Miguel,le ofreció una casita propiedad
de la empresa,situada en el núcleo del barrio que se iba
formando con casas habitadas por los obreros que en ella
trabajaban.Él no lo dudó,para allí marchó con la familia.
En esta "casita" nacieron dos varones más
-que barbaridad cinco hijos que alimentar y vestir-
Dado que ya eran bastantes las bocas que pedían pan,Miguel
aparte del trabajo agotador en la fábrica..echaba horas
ejerciendo de peón de albañil..Julia por su parte que núnca
había dejado de trabajar,se le acumuló la faena,además se
agotaban las viandas en la despensa.Ella disminuía su ración,
llegaba a veces a quedarse con hambre..sus hijos lo primero.
Cuantas noches no dormía,cuantas noches en ayunas,cuantas
noches y días lloraba..maldita pobreza.
Pasaban los años en un calendario interminable,pero la
situación de Julia,Miguel y los cinco hijos cambiaba,
el progreso asomaba,la felicidad llegaba,los lloros eran
risas,los ayunos se saciaban.
Los hijos crecían,la "casita"sin ducha,sin bañera,sin
comodidades,quedaba obsoleta.
Julia y Miguel,tras duros años de trabajo,con unos pequeños
ahorros,pudieron comprar un piso en el otro extremo del
pueblo,pagándolo poquito a poco.En este nuevo hogar,la vida
moderna se hizo hueco,algunos de los hijos se casaron.
Miguel se jubiló del largo trayecto laboral.Su mujer Julia
medianamente vivía placenteramente,una diabetes no la
dejaba disfrutar plenamente de todos los placeres de esta,
a veces cruel vida.No llegó a pincharse insulina,tomaba
pastillas,hacía un régimen severo y estricto,a su hijo
pequeño le caía alguna lágrima a escondidas,cuando se
fijaba en su madre a la hora de comer y veía llevarse a la
boca aquél trocito de pescado desaborido,solo cocido y sin
sal o las ensaladas de lechuga sin ningún aliño y una
mísera manzana..su comida de todos los días.
A pesar de esto,Julia y Miguel habían comenzado una nueva
etapa de tranquilidad y sosiego,dando largos paseos juntos,
descansando,riendo en cualquier banco de un parque.
La vida casi maravillosa que disfrutaban,al poco tiempo
cambió..un maldito día de abril,Julia sufrió un infarto,
poco después un derrame cerebral,a los tres días falleció.
Miguel cambió,aunque núnca estuvo solo,la ausencia de Julia
le mermó las facultades,años después también falleció y ahora
acompaña a Julia en ese lugar imaginario o real emplazado
en el corazón de todas las personas.
-NO TODO LO QUE RELUCE ES ORO-
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